El
Apego
Este es uno de
los más difíciles de identificar pues lo confundimos a veces con el amor
y/o egoísmo.
El desapego es
no aferrarte a nada ni a nadie, esto no significa desprendernos de todo aquello
que es importante para nosotros, ni romper vínculos afectivos o relaciones
personales.
Es entender
que nada ni nadie nos pertenece, ser libres para actuar y dejar actuar. Cada
ser humano tenemos ideas, educaciones y caracteres diferentes.
1. Eres responsable de ti mismo
Nadie va a
retirar cada piedra que te encuentres en tu camino, al igual que nadie va a
respirar por ti ni se va a ofrecer como voluntario para cargar tus penas o
sentir tus dolores.
No pongas en
el bolsillo de los demás tu propia felicidad.
Ni culpes a
los demás de tus decisiones, recuerda el libre albedrio.
Fuera el
control, lo único sobre lo que tienes control son tus pensamientos,
sentimientos y acciones.
2. Vive el
presente, acepta, y asume la realidad
En esta vida,
nada es eterno, nada permanece, todo fluye y retoma su camino de orden natural
que tanto nos cuesta asumir a veces.
Las personas
estamos casi siempre centradas en todo aquello que ocurrió en el pasado y que,
de algún modo, se convierte ahora en una dura carga que altera nuestro
presente.
Esas
diferencias familiares, ese trauma, esa pérdida, ese fracaso sentimental o esa
frustración no superada.
Es un apego
tóxico, que nos impide avanzar en libertad y plenitud.
Acepta, asume
y aunque te cueste, aprende a perdonar. Te hará sentir más liberado y te
ayudará a centrarte en lo que de verdad importa.
El perdón
llega cuando reconoces que nunca hubo nada que perdonar, sino que había algo
que comprender.
3. Promueve
tu libertad y permite ser libres también a los demás.
Nunca debes
hacerte responsable de la vida de los otros, al igual que los demás, no deben
tampoco imponerte sus principios, sus ataduras o cadenas personales para
aferrarte a ellos.
Es aquí donde
empieza el auténtico problema y los sufrimientos.
Los apegos
intensos nunca son saludables, pensemos por ejemplo en esos padres obsesivos
que se exceden en la protección de sus hijos y que les impiden poder madurar, o
poder avanzar con seguridad para explorar el mundo.
4. Asume
que las pérdidas van a suceder tarde o temprano.
En esta vida,
nada puede contenerse eternamente.
Las personas
se irán, los niños crecerán, algunos amigos dejarán de serlo y algunos amores
se irán…
Todo ello
forma parte del desapego, y como tal, hemos de aprender a asumirlo para
afrontarlo con mayor integridad. Con mayor fuerza. Pero lo que nunca va a
cambiar, es tu capacidad de querer.
Y debes
empezar siempre por ti mismo.
Daniella Escaler 💗
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